miércoles, 24 de septiembre de 2008

autores representativos de la generacion del 27

Pedro Salinas (1892-1951)

Ha sido calificado como el poeta del amor de la Generación del 27. Nació en Madrid y estudió Filosofía y Letras y Derecho. En plena juventud fue catedrático de Literatura en las universidades de Sevilla y Murcia y lector de español en La Sorbona y Cambridge. Durante la República desempeñó el cargo de secretario de la Universidad Internacional de Verano de La Magdalena (Santander). A raíz de la Guerra Civil, se exilió y continuó con su labor de profesor en Estados Unidos y Puerto Rico. Falleció en Boston.
Pedro Salinas no destaca sólo como poeta, sino también como crítico y estudioso de la literatura, con importantes ensayos como los dedicados a Jorge Manrique y a Rubén Darío o los trabajos reunidos en Literatura española. Siglo XX (1949) y Ensayos de literatura hispánica (1958).
La mayor parte de su poesía tiene como tema principal el amor. En la poesía de Salinas se nota una sensibilidad especial, así como una sinceridad cierta y no fingida. Sus poemas suelen ser cortos y prescinden frecuentemente de la rima. Consigue el ritmo mediante la repetición de palabras o estructuras sintácticas.
Presagios (1923) es su primera obra, que junto a Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1932) forman un primer bloque dentro de su obra. Se perciben las influencias del Romanticismo de Bécquer, de Juan Ramón Jiménez, y de los movimientos de vanguardia, como el Futurismo o el Ultraísmo. El autor establece un diálogo continuo entre su yo y un tú imaginario, que representa tanto a las cosas como a otra persona.
La voz a ti debida (1934) y Razón de amor (1936) son las dos grandes obras de Salinas. El tema fundamental es el amor, que lo impregna todo. De nuevo aparece el yo y el tú en un diálogo íntimo que atrapa misteriosamente al lector. Los poemas, breves, son aparentemente sencillos. El lenguaje de Salinas es casi coloquial y contribuye a demostrar la autenticidad que lleva al autor a escribir.
En su exilio americano compone sus dos últimas grandes obras: El contemplado (1946) y Todo más claro (1949). La evolución temática es plena en Salinas: de los poemas de amor pasa a la desesperación y la desolación por la situación de España, inmersa en las terribles consecuencias de la guerra. Expresa su situación personal como exiliado y no olvida el estado en el que se encuentra el mundo que le rodea.

Jorge Guillén (1893-1984)

Nacido en Valladolid, se doctoró en Letras en la Universidad de Madrid y fue profesor de literatura en diversas universidades españolas y europeas. Tras la guerra, se exilió a América y continuó dando clases en Colombia, México, Puerto Rico y Estados Unidos.
La poesía de Guillén puede ser definida como pura o intelectual, ya que desaparecen en ella los elementos decorativos que había aportado el Modernismo, para quedar solo como una pura emoción lírica. Va a lo esencial, eliminando todo lo anecdótico, aunque no el sentimiento. Asocia la perfección a la existencia y canta en sus poemas a realidades tangibles y cotidianas, como, por ejemplo, a la hora del mediodía. Muchos de sus poemas son una exclamación gozosa y plena, un canto a la existencia y al presente, al aquí y al ahora. Utiliza palabras sencillas, con predominio de los sustantivos y las estructuras sintácticas simples. Desde el punto de vista métrico, utiliza estrofas cultas y tradicionales, como el soneto o la décima, y algunas populares, como el romance.
Jorge Guillén agrupó toda su producción en tres obras que fue aumentando con el tiempo: Cántico (1928-1950), Clamor (1957-1963) y Homenaje (1967). Posteriormente publicó Y otros poemas (1973). Además, puso un título unitario a toda su obra: Aire Nuestro, obsesionado por la unidad global.
Cántico es un canto al mundo, a la existencia, a la vida sencilla y cotidiana, a la naturaleza. Es su obra más importante y una de las más importantes de la poesía española del siglo XX. Clamor es la otra cara de la moneda. Sigue cantando a la belleza, pero ahora introduce la parte negativa de todas las cosas, en una especie de contraste: el mal, el hambre, la guerra, etc. A pesar de ello, Guillén sigue apostando por lo positivo. Homenaje es una vuelta a Cántico, pero con más amplitud de miras: canta a la amistad, al arte a la cultura...

Gerardo Diego (1896-1987)

Nació en Santander. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y fue catedrático de Literatura. Fundó las revistas Carmen y Lola. Cultivó, junto a Larrea y a Huidobro, el Creacionismo, aunque esto no impidió que en su obra desarrollase estilos literarios muy diversos, como la poesía tradicional, vanguardista, humanizada o los poemas sobre tauromaquia.
Diego se hizo eco de las diversas tendencias que se dieron en nuestra literatura, aunque en todas ellas destacó por un elemento común: el dominio de la forma y de la integración de lo clásico y de lo nuevo.
Escribió casi cincuenta libros, aunque nosotros nos centraremos sólo en los principales.
Desde el punto de vista de la vanguardia, destacan Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). Se trata de una poesía deshumanizada, cargada de imágenes complicadas de interpretar, en busca de una nueva realidad (Creacionismo). Utiliza el verso libre y prescinde de la puntuación. Al mismo tiempo que Gerardo Diego desarrolla la poesía de vanguardia, no olvida los temas y formas tradicionales en obras como El romancero de la novia (1918), Soria (1923), Versos humanos (1925), Versos divinos (1938-41) y su gran obra Alondra de verdad (1941). Emplea el romance, la décima y el soneto. Expresa su emoción ante temas tan diversos como el amor, el paisaje, la religión, la música o los toros. Gerardo Diego está considerado uno de los mejores autores de sonetos del siglo XX, lo cual queda demostrado en su gran obra Alondra de verdad.
En su poesía demuestra poseer una gran sensibilidad para la captación de la belleza, pero quizás esa poesía tan bella carece de la emoción que, por ejemplo, Pedro Salinas ponía en cada poema. Aun así, hay que destacar la labor de integración de las nuevas tendencias literarias aportadas por las vanguardias y la tradición literaria española llevada a cabo por Gerardo Diego en su obra.
En cuanto a la prosa, hemos de recordar la importante labor de recopilación de poemas y poetas llevada a cabo por Gerardo Diego en sus dos antologías (1932 y 1934), panorama excepcional de la poesía más destacada del primer tercio del siglo XX en España.

Federico García Lorca (1898-1936)

Nació en Fuentevaqueros (Granada) y estudió Derecho y Filosofía y Letras. En Madrid, se alojó en la Residencia de Estudiantes, donde entró en contacto con los intelectuales más importantes de nuestro país. Además de poeta, se dedicó a la música y a la pintura. Durante su vida, caracterizada por el triunfo, cultivó con igual éxito la poesía y el teatro. De hecho, hoy en día puede ser considerado uno de los autores fundamentales de nuestra historia literaria. Murió fusilado cerca de Granada a causa de su apoyo a la República.
Publica Libro de poemas en 1921 y Canciones en 1922, por lo que es uno de los primeros en publicar dentro de la Generación del 27. En estas obras se nota una gran influencia de Bécquer y del Modernismo. Poco a poco va encontrando su propia voz poética, y en Canción del jinete. Poema del cante jondo (compuesto en 1921, publicado en 1931) se encuentra ya formada. Lo andaluz aparece en este libro representado por los cantes flamencos, cuyo tema principal es la muerte. Trata temas populares desde un punto de vista culto e imprime en cada poema un sello propio e inconfundible.
Romancero gitano (1928) es una de sus grandes obras poéticas. El autor asocia el mundo de los gitanos –completamente estilizado e irreal– a la libertad y a la alegría. Como contraposición, aparece la Guardia Civil, símbolo de la represión y la tristeza. Se trata, en realidad, de la oposición vida / muerte. En esta obra encontramos la unión entre la vanguardia y la tradición. La vanguardia aparece en las imágenes y el uso de la metáfora, difícilmente interpretable en ocasiones, mientras que la tradición se encuentra en la utilización constante del romance. El mundo andaluz aparece visto desde una perspectiva irreal y fantástica.
Lorca viaja a Nueva York en 1929 y se ve hondamente impresionado por la gran ciudad americana. Este impacto es el motivo de Poeta en Nueva York (1935). A través del Surrealismo, ve a esta ciudad como la representación de lo más negativo de la civilización, fundamentalmente la deshumanización de sus construcciones. Lorca expresa, así, su desprecio por este tipo de vida con el empleo de metáforas e imágenes muy innovadoras. Con esta obra Lorca da un giro a su estilo. Desde ahora, las imágenes ilógicas y oníricas, las asociaciones extrañas y los versos libres aparecerán frecuentemente en su poesía. El Surrealismo aparece igualmente en Diván del Tamarit (1931-34), compuesto por dieciocho poemas breves centrados sobre la cultura árabe y andaluza.
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (1934) es una de sus mejores obras. Dedicada a la muerte de su amigo Sánchez Mejías, torero y poeta, en la plaza de toros, es un resumen y compendio del mundo de Lorca: combina lo popular con el Surrealismo, el lenguaje se estiliza hasta límites insospechados y la utilización de la metáfora y las repeticiones es magistral.
La poesía de Lorca es, posiblemente, la mejor de la Generación del 27. Sabe mezclar como nadie lo culto y lo popular. El colorido y la brillantez de sus poemas son indiscutibles y el sello de Lorca se convierte en inconfundible.
El teatro de Lorca es fundamental para nuestra literatura, como veremos en

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